«La izquierda en España, a diferencia de la derecha que pasó su travesía del desierto, no ha evolucionado desde los años 30»
Salían ayer a la calle miles de ciudadanos libres para exigir Justicia para las víctimas del terrorismo, así como para las familias de mujeres violadas y cosidas a puñaladas por nuestros peores criminales en serie. En la capital, bajo un sol primaveral, familias enteras apoyaban a quienes han perdido a sus seres queridos de la mano de la sinrazón. Algo que, por lo visto, no gusta a determinado sector de la izquierda. Y es que pocas horas después de la exitosa concentración, no pocos miembros de Juventudes Socialistas o del PSOE, como la en lo tétrico siempre presente Martu Garrote, la Secretaria General de JJSS de San Blas, Irene Ramos o el Secretario General de JJSS de Chamartín, Carlos Gascón, vomitaban toda su bilis contra los concentrados. La excusa, un grupito de extrema derecha, o del CNI, que vaya usted a saber, que por lo visto alzó el brazo mientras sonaba el himno de España.
Así, por obra y gracia de los autoproclamados antifascistas, ya decía Oriana Fallaci con razón que nada más fascista que un antifascista, miles de ciudadanos indignados por la puesta en libertad, por ejemplo, del violador de Lérida, pasaban a convertirse en los malos. Jamás se ha visto a estas personas hablar con tanta contundencia de, por ejemplo, Arnaldo Otegi. O de la sanguinaria Inés del Río. Así está nuestra izquierda. La que se dice socialdemócrata.
Resulta que hace unos días en el diario progresista francés “Le Monde” aparecía un artículo que consistía en lo que los marxistas (de verdad) denominarían autocrítica. En resumen, el articulista, nada de derechas, hacía la radiografía a la vacuidad intelectual de la izquierda francesa, remarcando las consecuencias trágicas para la sociedad del nihilismo que se adueñó de ellos en mayo del 68. Algo impensable en nuestro país.
Y es que la izquierda en España, a diferencia de la derecha que pasó su travesía del desierto, no ha evolucionado desde los años 30, en donde sigue anclada. Es por eso que cada vez se empieza a hacer más perentorio la aparición de una formación política nueva, regeneradora y regenerada, que asuma el discurso de los países socialdemócratas europeos. Aunque para eso ya tengamos al gobierno de Cristóbal Montoro y al Partido Popular de Mariano Rajoy.
Publicado originalmente en Diario Siglo XXI