Escribía Ludwig von Mises en su obra “Liberalismo”, que “el resentimiento entra en juego cuando alguien, aun encontrándose en condiciones bastantes beneficiosas, odia hasta el punto de estar dispuesto a aceptar graves desventajas con tal de ver perjudicado el objeto de su odio. También muchos adversarios del capitalismo saben perfectamente que su condición sería menos favorable bajo cualquier otro sistema económico; pero aun siendo perfectamente conscientes de esto, se baten por una reforma, por ejemplo, el socialismo, porque esperan que también el rico al que envidian salga perdiendo”.
Ejemplos de lo expuesto por el economista austríaco podríamos poner infinitos y a buen seguro que ya les han venido un par de ellos a la mente. Más, desde la revolución de las redes sociales, esa forma de comunicarse entre personas del siglo XXI, que todo lo han cambiado y que no son una moda sino que han venido para quedarse, la exposición pública de tan destructor sentimiento, trae de cabeza a muchos, quienes parecen enterarse ahora de lo que Mises brillantemente describiera ya en 1927.