El Pantone de Errejón

Manuela Bergerot, portavoz adjunta de Más Madrid en la Asamblea de Madrid criticaba hace unos días en sus redes sociales a varias diputadas del Partido Popular, ¡por el color de sus cabellos! Según esta diputada “hay que renovar el Pantone de la Comunidad de Madrid:  siglo XIX viejo clasismo”.

Debo de reconocer que el tuit me dejó preocupada. Por ser rubia, ya que rubias son mis compañeras de grupo y escaño, hay Señorías que consideran que soy del siglo XIX. Claro que la preocupación se me pasó casi de inmediato, teniendo en cuenta de quién venía la crítica: de una compañera de Mónica García, la señora con casoplón en el Parque del Retiro que desprecia el Cien Montaditos y se embolsa 13.000 euros y que solo devuelve cuando la pillan. Para clasismo, Manuela, el de este neocomunismo pijo venido a más que vosotros representáis.

Como no podía ser de otra manera, Manuela se define como feminista, pero no duda en arremeter contra mujeres por su aspecto físico (estupendo, por cierto, compañeras). Y es que hace mucho, décadas, que para algunas colectivistas el feminismo no es la igualdad ante la ley de hombre y mujer, sino una excusa para acabar con el libre mercado y las libertades individuales. ¡Ay si las pillase Lenin entregándose a bioideologías que hunden sus raíces en la Alemania de los años 30!

Pero más allá de la machista e infantil crítica de esta diputada, el tuit publicado es un buen ejemplo de lo que es Más Madrid, que no es otra cosa más que Podemos sin coleta. O sea, un partido con esa ideología trasnochada que dejó el siglo pasado tras de sí un reguero de miseria, hambre y crimen. Precisamente porque Manuela defiende lo que defiende, cree que puede imponernos a las mujeres -y a los hombres- hasta el peinado. Ella, como Errejón, es una ingeniera social que cree que “otro mundo es posible” y que “el miedo va a cambiar de bando”. Que desprecia a todas aquellas personas que no comparten sus caducas ideas, que quiere adoptemos como nuestras como sea.  Manuela no comprende la libertad.

Un intento de secuestrar almas y mentes abocado al fracaso al que apelaba en 2015 el líder de Mónica García y Manuela Bergerot, Iñigo Errejón, cuando escribió que “Podemos nació como propuesta de herramienta para la unidad popular y ciudadana; esto es, la articulación del descontento flotante para una activación popular que recuperase la soberanía y la democracia, secuestradas por la casta oligárquica”. O sea, que para estos populistas no hay democracia si no se imponen sus ideas, secuestradas por señores que fuman puros en cenáculos madrileños (lo mismo que sostiene, qué casualidad, Pedro Sánchez). Son totalitarios.

Manuela, aunque mañana me tiña el cabello del color que tú quieras, seguiré estando en contra de tu utopía, porque es la que empobrece y divide a la sociedad, la que ampara al delincuente frente a sus víctimas, la que trata de decirnos lo que tenemos que hacer, cómo debemos de vivir, qué debemos de pensar y hasta el color de pelo que debemos de llevar.

Por mi parte, tú puedes ir como te de la gana, vestir como quieras, pensar como quieras e incluso defender -espero que sin éxito- ideas demodé y reaccionarias como las que defiendes. ¡Libertad!

Publicado originalmente en El Debate el 24 de septiembre de 2022